La historia del Ratón de los dientes

En casi todas las culturas del mundo existe un personaje similar / Foto: Thinkstock
En casi todas las culturas del mundo existe un personaje similar / Foto: Thinkstock

Texto: Juan José Aguilar

¿Recuerdas cuando se te cayeron tus “dientes de leche”? Seguramente tú también seguiste los pasos que dictaba la costumbre: colocabas tu diente bajo la almohada antes de ir a dormir, y a la mañana siguiente, en vez de tu pequeña pieza dental, estaba la moneda o el billete que el Ratón de los dientes había dejado a cambio durante la noche.

Es curioso que ésta sea una tradición presente prácticamente en todas las culturas, aunque con algunas diferencias.

De entrada, debes saber que no en todos lados se llama igual; en México, Perú y Chile se le conoce como “Ratón de los dientes”; en Argentina, Uruguay, Venezuela, Chile, Colombia y Ecuador se llama “El Ratón Pérez” y en el resto de los países hispanohablantes, se le nombra en diminutivo “Ratoncito Pérez”. En Francia, se le dice “La petite souris” (Ratoncito) y en Italia, “Topolito”, “Topino” (Ratoncito) o “Fatina” (Hadita).

En los países anglosajones este rol lo encarna “Tooth Fairy” (Hada de los dientes). En la región de Cataluña es “I’Angelet” (El Angelito), en el País Vasco es “Maritxu teilatukoa” (Mari, la del tejado) y en Cantabria, “L’Esquilu de los dientis” (La ardilla de los dientes”).

La mayoría de estos nombres refuerzan la teoría de que el origen de esta tradición surgió de un cuento francés del siglo 18, escrito por Marie-Catherine le Jumelle de Barneville, baronesa d’Aulnoy, llamado “La Bonne Petite Souris” (El Buen Ratoncito). El cuento narra la historia de un hada que se transforma en un pequeño ratón para ayudar a una reina viuda y a su hija a vencer a un rey malvado; para lograrlo, se oculta bajo su almohada, lo hace perder los dientes y lo hiere a mordidas, las heridas lo llevan a morir por sus propias manos y las de su también malvado hijo.

Poco a poco se dibujaba la tradición y era parte de la usanza común, en un informe de la Gironda de 1889 se lee que los dientes caídos se colocaban bajo la almohada, solo que era la Virgen María era quién los intercambiaba por dinero o por un regalo.

En España, —y quizá por consecuencia en todos los países hispanohablantes —, se cree que se hizo popular debido al jesuita Luis Coloma; resulta que alrededor del año 1894, el padre Coloma recibe una petición del Palacio Real de Madrid para escribir un cuento para el pequeño rey Alfonso XIII (apodado Rey Buby I por su mamá, la Reina María Cristina), quien solo tenía 8 años y había perdido un diente.

El religioso, quizá influenciado por las historias populares (el nombre del Ratón Pérez ya aparece en la novela “La de Bringas” de Benito Pérez Galdós, escrita en 1884 y ambientada en 1868), toma a éste como protagonista también y le da rasgos particulares, un bonachón personaje que le muestra a pequeño rey las miserias que vivían los pobres antes de poner en su cama una pieza de oro. Según la historia, este ratoncito vivía con su familia en una caja de galletas, en el almacén de una famosa confitería de este tiempo, llamada Prast, en el No. 8 de la calle del Arenal, en el centro de Madrid y a unos 100 metros del Palacio Real (el domicilio existe realmente y el ayuntamiento colocó una placa hace poco más de una década en honor a esta historia). El roedor se daba a la tarea de visitar a todos los niños (pobres y ricos), cuando habían perdido un diente y les dejaba dinero en su lugar. Un fragmento del cuento detalla:
“El rey niño Buby I colocó su diente debajo de la almohada, como es costumbre hacer, y esperó impaciente la llegada del ratoncito. Ya se había dormido cuando un suave roce lo despertó.”

La tradición se transforma mientras recorremos los meridianos hacia Oriente, pues en países como India, Corea, Japón y Vietnam, cuando a un pequeño se le cae un diente, lo arroja al techo si fue una pieza de la mandíbula inferior, o lo entierra si fue de la mandíbula superior; mientras lo hace, el niño debe pedir el deseo de que su diente perdido se reemplace por el de un ratón, ya que los dientes de los ratones crecen durante toda su vida. Curioso, ¿verdad?
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Juan José Aguilar es cirujano dentista por la Universidad de Guadalajara, México, y especialista en Odontología Estética y Restauradora. Cédula: 5711438.