La terrible fama de las sonrisas británicas

Texto: Juan José Aguilar

Más británicos visitan al dentista un par de veces al año y cuidan su higiene dental / Foto: iStockphoto
Más británicos visitan al dentista un par de veces al año y cuidan su higiene dental / Foto: iStockphoto


¿Alguna vez te has fijado en la sonrisa del Príncipe Carlos de Inglaterra o en la mismísma Reina Isabel II? A pesar de pertenecer a la nobleza y tener a tener sobrados medios económicos, resulta evidente que la estética dental no es un asunto que les preocupe, y esa indiferencia se extiende a toda la población británica, por lo menos hasta hace unas pocas décadas.

De hecho, sus dentaduras se han hecho tan mala fama que hasta programas de televisión, película y comediantes hacen referencia a esta peculiaridad de gran parte de la población de Gran Bretaña. Quizá recuerdes al personaje del agente secreto Austin Powers, o el capítulo de Los Simpsons, en el que el dentista le advierte a Ralph que si no se cepilla los dientes terminará como alguno de los personajes de El Gran Libro de las Sonrisas Británicas, en el que se incluye justamente al Príncipe Carlos.

La explicación de este rasgo es multifactorial: desde hace siglos, especialmente a partir del siglo 18 (durante el período de mayor expansión colonial), los británicos han consumido masivamente tabaco y azúcar –en la extendida costumbre de beber té muy dulce–, esto, combinado con dietas muy deficientes, basadas especialmente en carbohidratos y grasas, con pocos alimentos con calcio y vitaminas, además de una pobre higiene dental, especialmente en los estratos más desfavorecidos de la sociedad, que tampoco acudían con el dentista, salvo para emergencias, dio por resultado esas, tristemente, célebres sonrisas.

La percepción americana de “las malas dentaduras británicas” se originó durante la 2ª. Guerra Mundial, durante la cual, la pobreza, malnutrición y obvio y justificable descuido bucal, se agudizaron, lo que hizo más evidente el problema. Tras la guerra, el Servicio Nacional de Salud (establecido en 1948), empezó a proveer de forma gratuita o a muy bajo costo, cuidado dental a toda la población. Esto hizo mucho para dejar atrás los problemas de salud dental, especialmente entre la gente de pocos recursos.

Sin embargo, los tratamientos de ortodoncia son cosa aparte, y solo se puede acceder a ellos gratuitamente cuando es absolutamente necesario por razones médicas. Todos los tratamientos cosméticos siguen siendo parte de de los servicios privados, generalmente con un costo muy alto.
Recientemente, más británicos visitan al dentista un par de veces al año y cuidan su higiene dental, cepillándose y usando hilo dental regularmente; también muchos se someten a tratamientos de ortodoncia –que ahora se han puesto de moda–, y hasta hay financiamientos para poder acceder a estos servicios.

Con todo y estas explicaciones, aún existen muchos en aquel país con bastante dinero y todos los recursos a mano para tener saludable su dentadura, como el par de ejemplos que citamos al inicio. ¿Por qué prefieren dejarlos así?

La realidad es que se pueden tener unos dientes sanos aunque estos no luzcan como blancas perlas perfectamente alineadas. En realidad, la mayoría de los británicos no están obsesionados con tener una dentadura perfecta, al contario de sus pares norteamericanos; de hecho, como dijo la BBC en un artículo: “a los dientes británicos se les puede describir como ‘con carácter”.

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Juan José Aguilar es cirujano dentista por la Universidad de Guadalajara, México, y especialista en odontología estética y restauradora. Cédula: 5711438.