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Mal aliento, la solución es quererse a sí mismo

Texto: Juan José Aguilar

La voluntad para solucionar el mal aliento es el primer paso / Foto: Thinkstock
La voluntad para solucionar el mal aliento es el primer paso / Foto: Thinkstock

En días anteriores profundicé en el tema del mal aliento, sus causas, repercusión en la vida social, tratamiento, etcétera. Pero ahora, me gustaría compartir una experiencia que tuve con una paciente; quizás el caso más fuerte de mal aliento que he tratado en toda mi carrera, y que cambió mi forma de ver a las personas.

La paciente llegó a mi consultorio con sarro, infección, pus, sangre, ulcera gástrica, diabetes e infección de vías respiratorias… un cuadro clínico que podría espantar a cualquiera, sin mencionar su deficiente higiene personal.

Lo peor era que esta persona no se daba cuenta de lo fuerte y concentrado que era este olor. Pensé que después de algunos años de trabajar en el ramo, yo era inmune a cualquier olor, pero ese día me pareció como si fuera la primera vez que veía una boca.

Cuando ella llegó, pude sentir la mezcla casi efervescente de olores emanado de su boca: prácticamente podía ver los gases de color verde a su alrededor, junto con un par de moscas que venían de guardaespaldas.

En el momento en que quise inspeccionarla tuve que correr al sanitario y me fue imposible revisarle la boca, porque no pude permanecer más de diez segundos con mi espejo dentro de la cavidad. Estaba avergonzado por mi reacción, pero a ella no parecía importarle.

Después de ponerme doble cubre bocas y un poco de aromatizante en la nariz, pude hacer el diagnóstico. No pude realizar la extracción por la condición en la que venía (primero debía controlar todo lo demás), así que pensé que la paciente se iría decepcionada a buscar a alguien que realizara el trabajo sin tanto rodeo.

Ese día se fue y tuvimos que cancelar las otras consultas, porque el consultorio estaba saturado con un coctel de olores que parecían levitar libremente sin intención de dejar la habitación. Ese fue el único día del año en el que cerramos el consultorio por causa de fuerza mayor.

Para mi sorpresa, la paciente volvió a su cita con toda intención de solucionar su problema. Comenzamos con antibióticos y limpiezas bucales. Se le dio una dieta y medicamentos para controlar la glucosa y la infección.

Después de haber retirado las piezas dañadas, haber eliminado la infección nasal y controlado la glucosa; ahora con encías sanas; era como ver a otra persona. Podías hablarle de frente con toda confianza: era una persona más agradable.

La paciente comenzó a cuidar mucho más su apariencia e higiene personal y se veía más segura de sí misma. Si yo hubiera sacado fotos antes y después de hacer el tratamiento y hecho una comparación entre éstas, podría decir que ella se veía diez años más joven.

En mi experiencia, sé que la higiene y el cuidado personal no tienen nada que ver con el dinero, poder o estatus social. Solo es cuestión de quererse a sí mismo.

Esta paciente es de una zona rural, donde se gana la vida trabajando en el campo, y no es fácil mantener un atuendo limpio. Sin embargo, puedo decir que esta experiencia me ha dado una cachetada con guante blanco al demostrarme que no importa de dónde vengas, si no adónde te propones ir.

Foto: Thinkstock

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Juan José Aguilar es Lic. Cirujano Dentista (UDG) Especialista en Odontología estética y restauradora. Cédula 5711438